Shinta Mani Mustang: Refugio en altitud en el otro Himalaya

abril 14, 2025

A 2,800 metros sobre el nivel del mar, justo afuera de Jomsom en el Alto Mustang de Nepal, Shinta Mani Mustang – A Bensley Collection ofrece un contraste impactante frente al retiro himalayo convencional. Este es el lado transhimalayo de sombra de lluvia, donde lechos secos de ríos surcan acantilados ocres y banderas de oración ondean sobre crestas azotadas por el viento. Aquí, la cultura budista tibetana asoma desde monasterios erosionados, mientras cuevas celestes, chortens y rutas comerciales de sal centenarias graban el terreno con significado.

La silueta del lodge es modesta, fusionándose con la paleta ocre del desierto de altura. Construido con tierra apisonada y piedra en el estilo tradicional Dzong, alberga solo 29 suites, cada una con vigas de madera, murales inspirados en Thangkas y ventanas del piso al techo que enmarcan el macizo Nilgiri. Los interiores se sienten táctiles y llenos de historia: textiles locales, piezas de latón antiguo, lámparas de manteca de yak parpadeantes y objetos curiosos seleccionados de todo Mustang. El estilo característico de Bill Bensley es teatralidad contenida en reverencia al drama natural del exterior.

Los días se desarrollan con un ritmo contemplativo. Caminatas y recorridos atraviesan cañones áridos, sitios sagrados, santuarios y pequeñas aldeas. Cada excursión es guiada por lugareños profundamente conectados con la región, aportando textura a las historias de tierra y linaje. En el lodge, la experiencia de bienestar se basa en la sanación tibetana tradicional. Los huéspedes son invitados a conocer al Amchi de la undécima generación, Tsewang Gyurme Gurung, para lecturas de pulso y terapias suaves basadas en el Sowa Rigpa.

Las comidas reflejan la altitud y la estación. Espera caldos reconfortantes, dumplings de queso de yak, roti de trigo sarraceno, sopas de ortiga, hojas de mostaza silvestre y hierbas recolectadas. El restaurante Nilgiri se convierte en mirador y comedor, observando las nubes sobre el macizo mientras se bebe té de espino cerval o algo más fuerte.

No hay presión por llenar las horas. Shinta Mani Mustang no está diseñado para escapar, sino para regresar… al silencio, a la presencia, a una parte del mundo que aún se mueve al ritmo de lo antiguo. Para quienes buscan altura con profundidad, este es un lugar raro y resonante.

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