Encaramado en lo alto de una colina de la cordillera Aravalli, Raas Devigarh ofrece amplias vistas del pueblo de Delwara y la campiña circundante. Construido en 1760 bajo el reinado de Rajrana Sajja Singh II, el palacio se construyó con mármol local, una tradición que se mantuvo cuidadosamente durante su restauración. Tras haber sido una fortaleza abandonada, se ha transformado cuidadosamente en un refinado refugio patrimonial que mantiene su carácter histórico al tiempo que adopta un diseño y un confort modernos.
Al entrar, se encontrará rodeado de intrincadas incrustaciones de mármol, brillantes espejos y grandiosos Jharokhas que enmarcan interminables vistas de las colinas. El Durbar Hall, antaño en ruinas, brilla ahora con frescos dorados y delicados detalles pintados a mano. Cada pilar tallado, cada silla con incrustaciones de plata y cada patio restaurado son un tributo al rico pasado del palacio, devuelto a la vida por hábiles artesanos.
Con 39 suites, cada espacio tiene su propio ambiente. La Palace Room tiene techos altos y ventanas arqueadas, mientras que las Garden Suites, minimalistas pero elegantes, son las favoritas de los huéspedes habituales por sus patios privados. La Suite Devigarh tiene una piscina privada que la convierte en el refugio perfecto.
La comida es una experiencia en sí misma. El restaurante sirve cocina rajastaní e internacional cuidadosamente elaborada con ingredientes frescos de la zona. Los huéspedes pueden disfrutar de Thalis tradicionales repletos de sabores regionales, platos internacionales con un toque contemporáneo y cenas al aire libre con impresionantes vistas de los Aravallis. Para una experiencia más íntima, se ofrecen cenas privadas bajo las estrellas o en uno de los impresionantes patios del palacio.
El palacio es más que un lugar donde alojarse. Tanto si se relaja en el spa ayurvédico como si practica yoga en el pabellón o se sumerge en la piscina infinita, aquí cada momento es extraordinario y se vive sin esfuerzo. Raas Devigarh demuestra que la historia, cuando se aprecia, nunca se desvanece.